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-Sí, bueno, y también era demasiado pedir que te molestaras en llamarme y decirme que te habías enredado con un rubio teñido medio gótico que probablemente conociste en el Pandemónium. (Simon)

Unete en Face!!!

El mundo...

alice Mil años atrás, el ángel Raziel mezcló su sangre con la sangre de los hombres y creo la raza de los Nefilim. Mitad angeles, mitad humanos, caminan entre nosostros, invisibles peo onmipresentes. Su misión es protegernos de las fuerzas demoniacas... Ellos son los cazadores de sombras que tambien se encargan de mantener la paz entre los subterraneos (mitad demonios,mitad humanos) conocidos como hombres lobos, vampiros, hadas y brujos... Conoce más de este fantástico mundo haciendo click aqui

Instrumentos Mortales

alice alice alice alice Ciudad de Almas Perdidas con fecha de lanzamiento para Mayo del 2012 alice Ciudad de Fuego Celestial con fecha de lanzamiento para Septiembre del 2013 alice

CDS Los Origenes

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ShadowHuntersFamily. Con la tecnología de Blogger.
miércoles, 4 de abril de 2012

PostHeaderIcon Relatos del primer concurso de aniversario


Lamentablemente no podemos premiar todos los lugares pero no por eso no merecen reconocimiento:

1° Lugar Más que un Ángel 
En un instante demasiados recuerdos de una larga existencia llegaron a su mente, solo por estar a su lado, no era de extrañar que por tantas emociones aquellos recuerdos que siempre deseo bloquear volvieran a salir, y se materializaron en su mente, por un momento  podía sentir lo que sentía en ese momento y vivía otra vez lo que hace un tiempo había pasado.

Había decidido ir a Nueva York, la gran metrópoli que estaba naciendo para ese entonces y las consecuencias de la revolución industrial podían verse claramente, sabía que era un acto no muy valiente de su parte, pero necesitaba con demasiadas ansias huir de aquella realidad que representaba Londres, a pesar de que este seria territorio de Camille, no le importo, porque al fin y al cabo el era Magnus Bane, no podía estar en un pueblecito sin nada interesante, pero tampoco se sentía con ganas de estar en una de esas hedonistas y maravillosas ciudades de Europa, con tantas historias y dramas de poder. Pero había llegado a Nueva York con una meta, un deseo, necesitaba hallar salvación, porque la idea de una eternidad por delante volvía a ser aterradora, la idea de volver a sentir tantas cosas por alguien y que no fuera correspondido, solo utilizado. Por eso llego a soñar despierto con encontrar su ángel salvador, e inmediatamente la imagen de Will Herondale apareció en sus pensamientos.

 Eso fue hacia mucho, actualmente él era el gran brujo de Brooklyn, seguía luchando por no sucumbir ante los excesos para luego despertar y arrepentirse, las cosas no estaban tan mal pero la angustia volvía  con tan solo pensar en como Alec miraba a Jace, Jace Herondale siempre estaría ahí, su sombra siempre afectaría a Alec, no supo  que pensar cuando los padres se Alec se acercaron para una espontánea conversación casual, antes de los fuegos artificiales para celebrar la victoria, cuando estos se fueron Isabelle se acercó a ellos con una sonrisa.

-No te preocupes Magnus, no era sorpresa para ellos. La heterosexualidad de Alec nunca existió- Él se sonrojo y le reclamo a su hermana, se veía adorable cuando  tomaba esas actitudes.

-Oh, ¿Crees que eso le impida ser el activo en la relación?-le pregunto a su adorable cuñada con un tono pícaro, ella puso una sonrisa traviesa.

-Creí que eras de mente abierta, ya sabes del tipo que no les gustan las limitaciones.- Alec volvió a reclamar, esta vez más bajito y le dio un codazo a su hermana.

-Tienes razón, somos muy versátiles con respecto a nuestra se…

-¡Magnus!, nuestra vida sexual no es de su incumbencia – exclamo Alec al borde de un colapso nervioso, no pudo evitar sonreír y disfrutar aquel momento, ahora él era suyo sin tener que guardar apariencias, ahora podía gritar a todos los mundos su amor, si estaba enamorado, y quería dejar lo demás atrás, porque como había hecho en la batalla, lucharía por lo que le importaba así su espalda se encontrara contra la gran murallas de limitaciones que creaban en el universo.
Era hora de que conocieran el fuego de su amor por aquel cazador de sombras, lo aterraba, si, porque amar era entregar tu ser, eso te daba una fortaleza tan grande que podía hacerte débil, pero si Alec era su debilidad y fuerzas no le importaba, no le importaba si quiera el veneno que se inyectaba a si mismo pensando en los contras de sus sentimientos.

-Él tiene razón Izzy-dijo Magnus con mucha picardía - ahora, es momento de que no interfieras, porque iremos hacer cosas que no son de tu incumbencia.
Tomo la mano de su novio y lo hizo caminar hasta estar algo lejos de la multitud congregada, solo para darle un gran beso, sentir el roce de sus cuerpos y labios, disfrutar de ese suculento sabor, vitalidad, Alec era el sabor de la vitalidad y esperaba que esta noche ese fuego de su amor se convirtiera pasión desenfrenada, dejo que su perfecto chico ahogara la pena de la pérdida de su hermano, que llorara mientras se besaban y los fuegos artificiales dieran el último toque de luz a la escena, se separaron y continuaron abrazados.

-Gracias,-susurro Magnus- gracias por hacer que te ame, porque así duela, así asuste. Eres mi ángel, has caído para salvarme.

-¿Salvarte de qué?-pregunto él, Magnus rió.

-Salvarme de mi mismo, salvarme de una vida sin querer sentir, gracias, eres el ángel que buscaba en tantas ciudades mecánicas y rotas.

-Magnus-dijo él a aún enterrado  en sus brazos.- soy un simple nefilim, soy solo un muchacho.

-Alec.-comenzó a decir con tono de reproche, pero luego suspiro y continuó.- Esta bien, no encontré a un ángel, pero si a un muchacho, y créeme que este muchacho es mejor que un ángel.
Fin

2° Lugar Relato de Lara Tonco 
-Va a nacer – La voz salió como un chillido mezclado con susurro. Por supuesto, que más podía ser, pensó Clary entre asustada y entusiasmada.
Ella y su madre se encontraban solas en la casa de Luke. Mejor dicho en su casa ahora.  Hasta ese momento habían estado en el living, hablando de los peligros que podía llegar a tener ese bebe. El nuevo hijo de su madre con Luke. Su hermano.
Al principio la noticia había impactado en Clary. Toda su vida había deseado un hermanito, y ya a la edad de sus 12 años, se había resignado a que no lo tendría, y había nombrado a Simon para ocupar ese lugar que permanecería vacío.
Por eso cuando se lo anunciaron se sintió rara. ¿Otro hermano? Había tenido muchos problemas con esto de la familia. No hacía mucho tiempo que había descubierto quien realmente era Jonathan, y más había tardado en acostumbrarse, sobre todo, por el hecho que este era su mayor enemigo.
Los  últimos meses habían sido difíciles. Luke trataba de estar lo máximo posible junto a la que ya era su esposa, pero todo el asunto de la manada se lo complicaba bastante. Y por eso allí estaba Clary, que aunque no le había gustado, había tenido que retrasar su entrenamiento, aunque este ya no fuera igual de emocionante ahora que Jace no era el que lo hacía.
Pero este nuevo individuo, que podía ser tanto niño como niña, era diferente. No tendría la defectuosa sangre de Valentine, pero si la de Luke, que no se podía decir que fuera exactamente normal.
Esa misma tarde, con su madre estaban discutiendo ese tema. La sala estaba cálida, y pasar esos momentos con su madre le agradaba mucho a Clary, como cuando eran solo ellas dos, antes de enterarse que era un Cazador de Sombras, aunque ahora estaba la diferencia de que su madre tenía una gran panza que las distraía de su conversación.
Platicaban de lo que pudiera heredar el niño de la parte lobuna de Luke. ¿Qué pasaría si al aparecer la luna llena, este se convertía? ¿O si solo se convertía en parte?
Eran demasiadas preguntas, con pocas respuestas. Y por otro lado, estaba el peligro de lo que pasaría si  Sebastian se enterara que va a tener otro hermano. Probablemente lo detestaría por muchas razones. Por que era hijo de la madre que tanto odiaba, y sobre todo, por que llevaba sangre de Submundo en su interior.
Pero la cosa, era que no querían que el se enterara. Por las dudas, no arriesgarse.
De eso se encontraban charlando, cuando su madre lanzó un gemido.  Se le abrieron mucho los ojos, y luego se unos segundos exclamo que el pequeño, nacería por fin.
Clary se quedó quieta. Inmóvil, esperando órdenes de su madre. ¿Qué se hacía en estos momentos?
-¡Clary! ¿Escuchaste? ¡Va a nacer ahora! – Jocelyn  había empezado a gemir de nuevo.
- ¿¡Y qué debo hacer!? – Clary ya se estaba parando para ir a ayudar a su madre.
- Llévame al hospital. Maldita sea, no sabes manejar… ¡Bueno, llama a una ambulancia! …¡Y luego a Luke! ¡Vamos, rápido, muévete!-  Grito esto entre contracción y contracción, es decir con un dolor que le hacía empezar a traspirar.
¿Por qué no era Luke el que se encontraba allí, en vez de ella? Pensaba Clary, mientras tomaba su celular con manos sudorosas que temblaban sin parar.
Luego de terminar el llamado, fue hasta su madre y la ayudó a levantarse y dirigirse hacia la puerta, la ambulancia no tardaría en llegar y quería hacer esto lo más pronto posible. A Jocelyn le costaba caminar, así que se sostenía en Clary.
¿Habría alguna diferencia entre los nacimientos de niños Cazadores de sombras y los que no lo eran? Tendría que haber preguntado eso antes…
Cuando estaba abriendo la puerta, ya había llegado el transporte, que en segundos ya habían puesto a su madre en la camilla. Clary subió y se sentó junto a ella, mientras Jocelyn le tomaba la mano y se la apretaba más fuerte de lo que le hubiera gustado.
-¿Has llamado a Luke? – dijo entrecortadamente.
- Estoy en eso – se apresuró en contestar. Volvió a sacar su móvil, y marcó el número.  Le sonó el contestador. Maldita sea, ¿Por qué diablos había decidido apagarlo?
- No contesta, probaré en unos minutos-  le anunció, lo más calmadamente. Su madre ya estaba demasiado alterada para que le agregara su preocupación.
Cuando llegaron al Hospital, parecía que bebe estaba haciendo todo para salir. ¿En los embarazos normales sucedía todo tan rápido?
Apenas entraron, mandaron a su madre a la sala para prepararla, y los médicos preguntaron a Clary si sería ella quien la acompañaría en el nacimiento.
Volvió a marcarle a Luke, y al no recibir contestación, decidió intentar con Maia. Tal vez ella estuviera con el.
Maia respondió al primer timbre.
-¿Clary? – se escucho la voz del otro lado del celular.
- ¿Esta Luke contigo? – No tenía tiempo para saludos.
- Acabo de dejarlo ¿Por qué? ¿Qué esta sucediendo?
Clary le explicó a Maia lo que estaba pasando, y le pidió que tratara de contactarse con Luke lo más rápido posible.
A todo esto, los médicos ya le habían vuelto a pedir una respuesta a Clary, y esta dijo que ella acompañaría a Jocelyn. ¿Qué más podía hacer?
Caminaron, medio corriendo, hacia la sala de parto. Tal vez podría llamar a Simon para no pasar por esto sola… El seguro la ayudaría. Mmm...… Pero habrá sangre. ¿Y si a Simon se le ocurría morder a su hermanito? La cabeza de Clary daba vueltas sin parar. Estaba mareada, y confundida. Si tan solo estuviera Jace aquí con ella…
Entró en la habitación blanca. Había mucha luz en ella, y muchos aparatos de medicina. ¿Hacían falta todas esas cosas? Solo hacían que su nerviosismo aumentara.
Se paró al lado de su madre, y le tomó la mano con fuerza. Las habían vestido a ambas con esos guardapolvos de enfermeras, para no contaminar el ambiente.
Los minutos pasaban y el nacimiento avanzaba cada vez más lento. Su madre lanzaba algunos gritos y otros se los guardaba para si, solo poniendo las expresiones de dolor en su cara. Aunque no se sabía a quien de las dos le costaba más estar allí.
Y cuando el momento más esperado estaba a punto de suceder, la puerta se abrió, y apareció Luke vestido de la misma forma.
La conciencia de Clary se alivió muchísimo. No podía explicar por que, pero el que el estuviera allí, le daba seguridad. Debía acordarse de agradecerle a Maia cuando todo acabara.  Jocelyn sonrió entre el sudor y le tendió su otra mano. El la tomo y las miro ambas con un rostro tranquilo, pero que mostraba una felicidad increíble.
En ese instante Clary sintió una sensación que no le  pasaba muy seguido. Algo que le causaba amor y serenidad. La sensación de la familia. Allí, en esa habitación, se encontraba su verdadera familia, o por lo menos se encontraría completa en apenas segundos.  
De un momento a otro, Jocelyn dejo sus gritos perdidos en la sala, solo se sentía el eco de ellos. Ahora era un nuevo ruido el que la ocupaba. Había pequeños sollozos, que se emitían  muy suavemente.
Pronto, una pequeña criatura, envuelta en una sabana azulada estaba en los brazos de su madre. Había dejado de llorar, y miraba todo con unos enormes ojos verdes muy atentos.  Luke se agacho y besó al varoncito en la frente, mientras ponía una de sus manos alrededor de su esposa, y la otra tomó la de Clary.  Formando un gran abrazo.  Ya no era sudor lo que caía del rostro de Jocelyn, sino lágrimas de felicidad.
Ahora sí, Clary sentía que su sensación estaba completa. Cerró los ojos por unos segundos, y trato de guardarla por siempre, en lo más profundo de su alma.

El 3° Puesto lo comparten dos Fics:


Relato de Nora Chavez
-Estás lista- me dijo mi madre con una sonrisa y lagrimitas de alegría en sus ojos –te voy a dejar sola unos minutos Amatis-
Le sonreí y me di la vuelta. Casi que ni pude reconocerme en el espejo; jamás había estado tan hermosa y jamás había vestido cosas tan lujosas como estas. Mi familia nunca habría podido costarse todo esto. Pasé mis manos por la delicada tela dorada de mi sencillo vestido de novia nuevo, recuerdo que tenía mangas largas corte poeta, la falda no era tan larga y tenía un corsé negro a modo de cinturón. Creo que lo más lujoso que tenía eran los zapatos prestados de Jocelyn y las joyas de la familia Herondale ¿Lo más sencillo? Mi velo que alguna vez fue de mi mamá. Le sonreí a la chica del espejo y pude ver a través de su sencillo maquillaje unos ojos azules alegres, expectantes y nerviosos
-Sí, estoy lista- me dije –Es mi gran día-
Poco a poco salí de mi cuarto y bajé las escaleras para encontrarme con mi mamá y con mi hermano. No podía parar de sonreír.
-Te quiero mi niña- mi madre me abrazó
-Yo también te quiero- correspondí a su abrazo
-Ya llegó el carruaje- anunció mi hermano. Reí bajito, ya me había hecho la idea de que tendría que ir a caballo
-Gracias Lucian- tomé el ramo de flores que él me tendía, eran lirios, mis flores favoritas
-Vamos- me dijo y me ayudó a subir junto a mi madre en el carruaje. No pude evitar mirar hacia atrás para ver por última vez la sencilla casa en donde crecí y una pequeña lágrima amenazaba con salir
-“Si, mi vida va a cambiar”- pensé

Recuerdo ver el Gran Salón del Ángel repleto de flores y a mis familiares y los de él junto a mis amigos; hasta que lo vi, con su atuendo de cazador de sombras negro, nuevo y esperándome con una gran sonrisa al final del pasillo. La luz que se colaba por el techo de cristal le daba a sus ojos y a su cabello un resplandor que me hipnotizaba.
-Estás hermosa Amatis- me susurró al llegar junto a él
-Tu también Stephen- hermoso se quedaba corto, parecía un ángel, mi ángel. Solo tenía ojos para él y solo podía sentir su estela en mi piel y mis manos en su pecho. Ahora yo era de él y él era mio.
-te amo- nos susurramos antes de besar nuestros labios. En ese momento, con los pétalos de rosa que nos lanzaban y con los abrazos y las felicitaciones de nuestros seres queridos era muy feliz; todo era perfecto, en especial al tener su mano firmemente junto a la mía. A pesar de todas las críticas me había casado con quien más amaba y estaba a punto de formar una familia feliz junto a él…

…Ojalá alguien me hubiera advertido de lo que iba a pasar.
   

3° Lugar relato de Paula Muñoz
Clarissa Fray se deslizaba entre la multitud congregada en el apartamento. Su melena rojiza que parecía irradiar chispas de fuego se balanceaba suavemente de un lado a otro, buscando a alguien conocido entre la gente. Pero no encontró a nadie. Alec ya había llegado, pero después de breves saludos, se había unido a Magnus y habían desaparecido por la escalera que daba a la terraza. Y no se sentía tan sola como para interrumpir una de sus veladas románticas. Así que tenía planeado darse por vencida y seguir esperando sentada en los escalones de la entrada.            

-¿Sabes que estás preciosa?           
Se giró rápidamente haciendo volar su vestido de seda verde. Simon, en sudadera y deportivas, la miraba desde arriba esbozando una sonrisa.     
-¿No me hace parecer una rana? –dijo, agarrando los bordes de su vestido.                       
Él frunció el ceño, extrañado. Se imaginó a Clary convertida en rana; una rana verde y grande con cabellos pelirrojos.   
-¿Cómo es posible que te haga parecer una rana?                                                             
-No lo sé, es lo que me ha dicho Magnus –Y comenzó a hacer una pobre imitación de su voz– “Parece que en cualquier momento vayas a ponerte a croar y a cazar moscas”               
Simon hizo un esfuerzo por ocultar una sonrisa divertida.                     
-De todas formas, sigo sin ver cómo se puede parecer una rana con ese vestido. ¿Y quién ha dicho que había que venir arreglado para la ocasión?                                                                        
-Alec. Pero viéndote a ti, creo que me ha gastado una broma.                       
-Se habrá aprovechado de tu amor incondicional por los vestidos.                           
Clary hizo una especie de gruñido.                                                                                                   
-Pero si te consuela, estás preciosa. Y teniendo en cuenta la clase de invitados que hay, nadie se va a fijar en que parezcas una rana.                                                                                 
-Supongo, gracias. ¿Has visto a Jace? ¿O a Izzy?- hizo una extraña mueca.                                                                                                                                                                                                                                          
-¿Sigue sin hablarte?   
-Al revés –contestó Simon– yo no le hablo. A decir verdad, es una ignorancia mutua.    

  Clary asintió sin querer seguir con el tema. Seguían entrando invitados hasta llegar a un punto que no cabía nadie más. Si Clary daba un paso atrás se chocaba con una muchacha de piel verde y cabellos trenzados con flores; un centímetro a la derecha y se topaba con una pareja de jóvenes de pelo castaño y piel morena. Se preguntó por un momento si no serían subterráneos, hasta que se dio cuenta de que parecían comer insectos… vivos. Y a la derecha, un grupo de vampiros con cabellos naranjas terminados en punta que sonreían mostrando sus dientes blanquecinos. No podía moverse, así que se quedó muy quieta, mirando a Simon.               
 -Cuánta gente.                                                                                                        
-¿Qué esperabas? Es el cumpleaños de Magnus –respondió Simon– ¿Cuántos tiene ya?                                                                                                           
-¿Mil, tal vez? –respondió una voz femenina.       

Isabelle se acercó, radiante con su vestido plateado y unos tacones que casi la hacían llegar a la altura de Simon. Sujetaba dos vasos de plástico en los que se balanceaba un líquido purpúrea, que a Clary le pareció que burbujeaba. La joven se colocó al lado de Simon, contemplando a su amiga e ignorándolo a él por completo. Alargó un brazo, ese en el que llevaba enrollado su látigo mortal y tendió a Clary uno de los vasos. Luego se volvió a Simon, con aire indiferente, aunque dejando entrever un deje divertido.             

-Simon –dijo, y le tendió la otra bebida. Éste miró primero al vaso, luego a ella y otra vez al vaso con absoluta perplejidad.        
-¿Has visto a Jace?                                                                     
-Sí –contestó y Clary sintió que se le iluminaba la cara– Hemos salido juntos. Debe de estar por aquí –Izzy miró por encima del hombro de Clary y buscó entre el gentío– Voy a saludar a alguien, ahora vuelvo.        

 Apenas le dio tiempo a Clary para contestar cuando la joven desapareció entre el gentío. Cuando se volvió a mirar a Simon, este seguía con la vista fija en el vaso.       

 -No pienso probarlo.                                                        
-Yo que tú tampoco lo haría, teniendo en cuenta el historial de Isabelle con las bebidas transformadoras –contestó su amiga, que dio un trago. Lo saboreó en la boca y Simon la contempló fijamente, esperando su reacción– Está bueno, sabe a fresas.         
Simon volvió a mirar el vaso.         
-A saber en qué bicharraco quiere convertirme esta vez. 
La joven se puso de puntillas para encontrar a Jace, pero no lo vio por ninguna parte. A quien sí distinguió fue a Magnus, que por fin aparecía en su propia fiesta.  
-Feliz cumpleaños –dijo Simon.   
-Gracias. ¿Y mis regalos?                                                                                                                    
Simon y Clary intercambiaron miradas.        
-¿Nuestra presencia? –preguntó Clary y Magnus la miró molesto con sus ojos de gato.             
-¿No traéis regalos? Fuera de mi fiesta.    
-¿Qué clase de personas van a un cumpleaños y no traen regalos?      

La voz familiar que surgió de repente hizo que el corazón de Clary palpitara tan fuerte que parecía querer desgarrar su pecho, aunque le ocurría tan a menudo que ya estaba acostumbrada. Se giró para verle. Con el halo de rizos rubios coronando su cabeza como una aureola a un ángel, sus ojos dorados mirándola y esbozando esa media sonrisa por la que únicamente él creía que había (o que debería haber) un club de fans.       

-Exacto –respondió Magnus– Espero que tú, hijo de nefilim, tengas un regalo para mí.               
Jace sacó un sobre blanco y se lo tendió a Magnus.                                                                      -¿Qué es? –preguntó, agitándolo– No suena nada. ¿Dinero? Espero que no sea dinero.                                                                                                                      
-Ábrelo de una vez.                                                                                                                             
Magnus abrió el sobre y todos miraron expectantes cómo sacaba dos papeles alargados.      
-¿Qué son?                                          
-Dos viajes –contestó el brujo, entusiasmado– A Carolina del Sur.    
Siguieron una serie de comentarios sobre el clima, ropa y demás asuntos de Carolina del Sur. Pero Clary no les prestaba atención, tenía sus ojos puestos en Jace. Éste la agarró de la mano y la llevó hasta la pista de baile, esquivando a la multitud. Clary apoyó su cabeza en el pecho del joven y comenzaron a dar vueltas al son de la música. De repente cayeron, como estrellas estrechándose contra el suelo, copos de nieve. O lo que a Clary le parecieron copos de nieve, que más bien era confeti, y caían del techo sin saber cómo. Era como estar presenciando un espectáculo de magia y en cierto modo, así era. Chispas azules llamearon en el aire, e irradiando destellos de luz formaron un gran: ¡Feliz cumpleaños, Magnus Bane!

tros fics
Relato de Natatia Mirón
Clary se despertó con un dolor de cabeza horrible. Después de haber estado en el callejón con Jace y de que Isabelle los hubiera pillado, Clary se había ido al interior del club, frustrada y avergonzada. Sin saber como, había acabado bebiendo de una botella que le había dado un desconocido. Había tratado de salir del club por su propio pie, pero le había sido imposible. Por suerte, Jace la había encontrado entre el gentío y se la había llevado en brazos hasta su casa. Le había quitado los zapatos y el vestido y le había puesto una camiseta holgada.
            Clary se enrojeció al pensar que Jace la había desvestido, que la había tocado de una manera tan íntima y que la había visto en ropa interior. Pero imaginó que para él habría sido algo de lo más natural, Jace nunca se avergonzaba por nada.
            Gracias a Dios, su madre no estaba en casa porque había ido a cenar con Luke y al parecer, se había ido a dormir con él. Se imaginó la expresión de su madre al verla llegar ebria, en los brazos de Jace y con las medias hechas jirones. Prefirió no pensar en lo que habría dicho si hubiera entrado en su habitación justo cuando Jace la estaba cambiando de ropa.
            Cuando se incorporó sintió un pequeño mareo. Se levantó poco a poco y se dirigió a la cocina para prepararse un café. Una vez se hubo tragado el ardiente café, se sintió mucho mejor, pero aun así, la jaqueca seguía en su sitio. Tras tomarse una pastilla y lavarse la cara en el baño, recordó que era el cumpleaños de Isabelle. Se desperezó al pensar que todavía tenía que ir a comprarle un regalo. No tenía ni idea de los que le gustaría a Izzy, era demasiado diferente a ella. Pensó en llamar a Jace para que le aconsejara, pero lo descartó enseguida al acordarse del callejón. Las cosas estarían demasiado tensas. No iba a llamar a sus padres porque ni siquiera tenía sus teléfonos.             Después pensó en Alec. Sí, definitivamente iba a llamar a Alec. Cogió su móvil y marcó su número.
– ¿Quién es?- preguntó un adormilado Alec.
– Soy Clary-.
– Hola Clary. Ya sé que las costumbres de los mundanos son distintas a la de los nefilim, ¿pero de verdad es algo normal llamar un domingo a las siete de la mañana?- Clary miró el reloj de la cocina.
– Lo siento Alec. No me había dado cuenta-.
– Claro. Después de la juerga que se corriste anoche- dijo Alec divertido. Clary se quedó sin palabras.
– ¿Cuánto sabes de lo que pasó ayer?- dijo Clary llevándose las uñas a la boca.
– Nada en especial. Que fuiste al concierto del grupo de Simon, que bailaste, bebiste – Clary suspiró- y que te lo montaste con Jace en un callejón-.
– ¿Quién te lo ha contado?- dijo Clary casi sin voz.
– La parte del callejón Izzy, el resto Jace- Clary apretó los dientes jurando que Jace e Izzy se las pagarían.
– Bueno, dejemos ese tema. El caso es que no se que comprarle a Izzy. ¿Alguna idea?-.
– No es necesario. No es una costumbre dar regalos por el cumpleaños-.
– ¿Y qué soléis hacer?-.
– Sólo quedamos, tomamos algo o comemos, y después nos vamos de fiesta-.
– ¿Entonces no llevo nada?-.
– Sólo tu encantadora presencia- Clary observó que Alec había adoptado parte de la actitud de Magnus- Pero sería un bonito detalle que no te enrollaras con Jace en el baño- y colgó.
 Tras pasar una mañana bastante mala, Clary comenzó a vestirse para ir al Instituto. Puesto que iban a ir de fiesta, trató de arreglarse un poco. Se puso un vestido morado y unos tacones altos. Se maquilló, le dejó una nota a su madre y se fue al Instituto.
Allí la recibió Alec. La llevó su habitación mientras terminaba de prepararse. Se sentó en su cama, justo cuando Jace entraba por la puerta.
– Alec, tienes un…- Jace se calló al verla. No llevaba camiseta y los vaqueros estaban ligeramente caídos. Clary apartó la vista.
–  ¿Un qué?- dijo Alec saliendo del baño ya listo.
–  No. Nada – dijo Jace saliendo.
 Cuando todos estuvieron arreglados, salieron del Instituto sin Izzy, que estaba ya en el bar. Alec iba en medio de los dos, pero eso no evitaba que Jace y Clary cruzaran alguna que otra mirada incómoda. Llegaron al bar donde Izzy estaba con lo que parecía un chupito de whisky. Tenía la mirada perdida y giraba distraídamente el vaso. No iba apenas arreglada: pantalones y chaqueta oscura, así como un moño despeinado y el maquillaje medio corrido.
– Hola- dijo Izzy. Se levantó sin mucho ánimo y le dio un flojo abrazo.
– Feliz cumpleaños Izzy- dijo Jace dándole un fuerte abrazo hasta levantarla del suelo.
– Nos reuniremos con Magnus en su casa-.
– En casa de Magnus- dijo Alec, poniéndose pálido.
– Sí, ha insistido. Vámonos- dijo Izzy arrastrándolos a todos fuera del bar.
– ¿No esperamos a Simon y a Maia?-.
– No, me han dicho que no podían venir- acabándose el whisky de un trago.
Fueron prácticamente corriendo hasta la casa de Magnus, tratando de seguir a Isabelle. Magnus les abrió con una camiseta transparente que dejaba ver sus músculos y unos pantalones que apenas colgaban de sus caderas. Le dio un beso a Isabelle y se quedó con Alec en un rincón. Isabelle se fue a la barra de cócteles a servirse más whisky. La casa estaba plagada de decenas de desconocidos. Clary perdió de vista a Jace y se sentó junto a Isabelle. Juntas comenzaron a tomarse copas. Pasado un tiempo, alguien le tocó el hombro a Isabelle: era Simon.
– No me has esperado - le dijo preocupado.
– Me pusiste los cuernos con Maia- Clary se quedó blanca- Creí que eso había cancelado tu invitación-.
– Izzy…-.
– ¡No se te ocurra tocarme!- gritó Izzy con los ojos llenos de lágrimas.
Clary se alejó de la pareja. Fue dando tumbos por toda la casa observando de todo: gente jugando a quien podía beber más, Magnus y Alec besándose sobre el sofá, Izzy tomándose un vaso detrás de otro, al tiempo que discutía con Simon y a Jace acerándose. De repente, Clary sintió la necesidad de huir de él. Salió corriendo entre el gentío hasta el cuarto de baño, que curiosamente estaba vacío. Se sentó en el suelo del cuarto de baño y más tarde, Jace entró y se sentó junto a ella.
– Simon le ha puesto los cuernos a Izzy- dijo Clary con la voz ronca.
– Lo sé-.
– Y yo no sé que hacer- Jace se le quedó mirando interrogante. – Te quiero Jace. Pero el hecho de que nunca seamos capaces de llegar… hasta el final. Tal vez sea una señal de que…-.
– No lo digas- la interrumpió Jace. Clary notó como las lágrimas bajaban por su rostro. Poco a poco se fue encogiendo entre los brazos de Jace.
– Bésame- dijo levantando la mirada sollozando. Jace le rozÓ el cuello y la mejilla y le besó suavemente mientras las lágrimas humedecían sus labios.

Relato de Virginia Torres
FanFic: El cumpleaños de Alec!!!

Alec se despertó con una enorme sonrisa en el rostro, por fin!, después de haber esperado tantos meses, al fin su cumpleaños había llegado.

Bajó de la cama de un brinco, y corrió hasta el buró para revisar su celular. Nada, no había ni una llamada o mensaje. Pero no se desanimo, tal vez quisieran felicitarlo en persona, es lo que el probablemente haría.

Aún sonriente, bajó al comedor sin ni siquiera molestarse en vestirse (estaba justo como cuando se fue a la cama, en bóxers y sin playera).

Sentados frente a la mesa, ya se encontraban  Jace, Clary, Izzy y sus padres. Pero no había ni rastro de la persona (si es que puede llamársele persona) que él creyó, estaría ahí para felicitarle.
-Emg… buenos días- dijo con un leve tono de decepción en la voz

-Buenos días Alec- saludaron todos a coro sin prestare demasiada atención

-¿no creen que hoy es un día especial?- costara lo que costara, Alec estaba decidido a hacer que recordaran su cumpleaños.

-Si por especial te refieres a que hoy es la primera vez que todos te vemos en ropa interior, pues no, más bien yo lo llamaría un día extraño- dijo Jace sin quitar la vista de su desayuno- Haz el favor de cubrirte ese pálido cuerpo tuyo y vete a vestir, algunos de nosotros tenemos un día ocupado-
Resignado y herido, Alec asintió con la cabeza y se fue a su habitación, no podía creer que su familia olvidara su cumpleaños, tal vez de Clary era justificable, ¿¡pero de Jace?!, ¡el era su parabatai!, ¿Cómo podía haberlo olvidado?

El día transcurría y nadie presentaba ni siquiera un pequeño atisbo de interés por Alec, al parecer celebrar el día de su nacimiento no era tan importante para todos como lo era para él.

Ese día tuvieron que perseguir algunos demonios por Central Park y el desquitó toda su furia con un escurridizo Shax que cayó en su poder, pero ni siquiera eso sirvió para animarlo.

Cuando hubieron regresado al instituto, Alec se metió a la ducha, esperanzado a que el agua caliente borrara su tristeza, pero no fue así. Aunque al menos el agua disimulaba sus lágrimas.

Pensaba quedarse en su cuarto hasta la mañana siguiente, cuando por fin asimilara que les importaba un comino a todos, pero tenía antojos de cenar algo, así que bajó amargamente hasta la cocina.
Estaba intentando hacer un emparedado decente, cuando escuchó la voz de Jace llamándolo, al parecer la voz provenía desde el santuario.

Cuando Alec entró, no esperaba encontrarse con la pequeña fiestecita que lo esperaba ahí, casi todos estaban ahí, hasta Simon, pero aún así faltaba alguien, el más importante para Alec.
-¡SORPRESA!- gritaron todos en cuanto entró

Al ver la cara de desconcierto de Alec, Jace se acercó y lo abrazó:

-no habrás creído que nos habíamos olvidado ¿o sí?- la verdad era que sí, pero Alec no quería amargarles el día a sus amigos y su parabatai, así que se limitó a sonreír.
Al terminar de comer el delicioso pastel que su madre había comprado (gracias a Raziel, Izzy no había cocinado) Alec regresó a su cuarto aún con un hueco en el corazón por la ausencia de su persona especial.

Entró y para su sorpresa, el cuarto estaba débilmente iluminado con solo un par de velas bien acomodadas entre los pétalos de rosa tirados en el piso, de u n pequeño aparatito brotaba música suave, y un par de ojos gatunos  lo miraban desde el afeizar de la ventana.

-Magnus…-susurró Alec conteniendo las lágrimas que amenazaban con salir.

-Tardaste mucho en llegar, ¿Qué tal estuvo la fiesta? Pensaba ir, pero si lo hubiera hecho, no habría podido preparar esto- dijo con su conocida voz, acercándose a donde estaba Alec. –Feliz cumpleaños Alec- fue todo lo que este escuchó antes de perderse en el cálido beso de sus labios.

Relato de Michelle Tun "La gran fiesta"
Clary no encontraba la envoltura adecuada para el regalo de Magnus, llevaba más de dos horas recorriendo las calles de Brooklyn en busca de algo perfecto. Era difícil encontrar la manera de asombrar al famoso y gran brujo. Miraba una y otra vez las mismas envolturas por todas partes hasta que encontró una tienda llamada: "Envolturas mágicas", no dudó ni un segundo más. Entró y se dio cuenta que todas las envolturas tenían pequeños símbolos con efectos y brillaban demasiado. Tomó una bolsa de un material que al mojarse no se dañaba y traía en ella estrellas de colores. Magnus debería poder usarla en cualquier momento sin duda era la envoltura perfecta entonces caminó hacia la caja para pagar.
"Bonita opción para el Gran Brujo de Brooklyn." Dijo la chica con cabello rosa.
"Al parecer no soy la única que ha venido por una envoltura para él."
"Pero eres la única que ha escogido la bolsa de envoltura preferida de Magnus." La chica envolvió una pequeña caja que contenía bebidas mágicas. Era el regalo de Bane.
"¿Crees que sea el mejor regalo?” Preguntó Clary.
"Tal vez, le encantan las bebidas, suerte chica pelirroja." Le dio la bolsa brillante con el obsequio adentro.
"Gracias." Clary salió corriendo, faltaban tan solo treinta minutos para llegar a la fiesta en el Pandemónium. Respiró profundo y entró a un callejón. Comenzaba a oscurecer y tomando su estela en manos la movió de un lado a otro para abrir un portal. Miró su vestido largo y de color miel que resaltaba sus ojos verdes, en el cuello lucía un collar delgado con pequeños dijes plateados y su cabello permanecía en alto, sujeto de pasadores, por los lados caían pequeños mechones ondulados y sus mejillas un poco ruborizadas por el maquillaje que Izzy le había puesto. Cruzó el portal de un modo elegante y de un momento a otro ya se encontraba en la entrada de la disco. El portal se cerró. Jace se encontraba justo a un lado de donde ella había salido. Su cabello y ojos dorados brillaban debajo de la oscuridad, el traje de color negro hacía que su mirada sea intensa. Ella recordó la primera vez en que él la miró en el invernadero, era justamente la misma mirada.
"Llegas a tiempo, Fray. Te ves muy hermosa." La miró sonriendo con los ojos fijos en los de ella.
"Gracias, me esforcé mucho. No es fácil encontrar el regalo perfecto para Magnus." Respondió sonriendo agitadamente.
"Esas cosas son de mundanos. Vamos, la fiesta comenzará pronto."
La tomó suavemente de la mano y caminaron hacia la disco. Estaba decorada de un modo elegante, tal y como había mencionado Magnus. Todos vestían trajes y vestidos largos.
Clary giró la mirada hacía la barra de bebidas y ahí se encontraban Isabelle y Simon.
"Vaya, vaya." Exclamó Jace riendo. Ella buscó lo que él observaba. Se encontró con Magnus saludando a cada uno de los invitados y presumiendo a su novio Alec con nada uno de ellos.

 "Alec se debe sentir orgulloso. Al menos no está haciendo sus escenas de celos."
El chico llevaba un traje de color gris bajo y Magnus un saco largo color rojo brillante con unos pantalones de vestir color beige y su cabello estaba peinado hacia atrás, sin nada de cabellos rebeldes. Como siempre, llamaría la atención de cualquier modo que se arregle. Alec sonreía, sus ojos azules estaban claros y su cabello negro era casi hermoso. Tal y como le gustaba a su pareja.
"No pierden su tiempo." Rió Jace de nuevo. Y de pronto, Clary sintió que alguien tocó su hombro suavemente.
Eran Jocelyn y Luke. Quienes habían optado por el color café. Le encantaba ver a su madre feliz con Luke, eran la pareja ideal y eso lo sabía desde hace tiempo.
"Estás muy linda, Clary." Su madre le dedicó una sonrisa, de la cual ella nunca había visto, una sonrisa sincera y de felicidad.
"Tú también, mamá." Hizo el mismo gesto que Jocelyn y Jace notó que eran idénticas.
"Iremos en busca de nuestra mesa, los vemos ahí." Mencionó Luke algo distraído y llevó a Jocelyn con él sin soltar su mano. Clary dejó el obsequio en la mesa de regalos y caminó con Jace hacia Simon e Izzy.
"Pensé que te habían matado algunos demonios de las compras." Bromeó Isabelle. Esta vez tenía un vestido negro y largo con una abertura de la rodilla para abajo, con pequeños diamantes en la cintura y el cabello suelto. Era cierto que Izzy nunca salía sin al menos un arma. Su látigo dorado descansaba enredado en la pierna derecha, donde se encontraba la abertura.
"¿Existen esos demonios?" Exclamó Simon burlándose.
"Si no dejas de estropear mis comentarios, podría mandarte uno que te encuentre cuando vas de compras y ahí me dices si existen o no." A Isabelle nunca le gustaba que arruinaran las cosas que ella mencionaba. Simon solo miró a Clary.
"Vampiro." Agregó Jace. "Espero que te cuides de las bebidas."
"No hay problema, no tengo hambre. Al menos que quieras que me alimente de tu sangre."
"Sé que me deseas." Él sonrió un poco.
"No vamos a empezar sus pláticas de quien desea al otro." La chica del látigo dorado agitó las manos empujándolos. "¿Y tú, piensas quedarte observando? Hay chicos que nos esperan." Isabelle tomó del brazo a Clary y caminaron junto al grupo de hadas, entre ellos Meliorn.
"No, Izzy. Espera." Pronunciaba varias veces pero con el alto sonido de la música no lograba escucharla. Casi corriendo entre la pista; Clary sacó su estela sujetándola bien para no dejarla caer entre toda esa gente y velozmente dibujó una runa de visión en el brazo que la sujetaba. En unos segundos Isabelle se había detenido mirando con desprecio al grupo de las hadas, miró a Clary a lo que ella alzó su cabeza.
"Lo siento." Pronunció delicadamente.
Escuchó unas palabras desagradables de Izzy, dejándola en medio de la pista.

Relato de Tesa Rodriguez "La gran boda"
El salón ya estaba listo. Alec se encontraba en una habitación junto a su hermana, que lo alistaba para la ceremonia.
-¿Es necesario que me ponga el saco?- Le pregunto a Isabelle
-Sí, lo es. No puedes verte tan casual como siempre en el dia de tu boda- contesto Isabelle.
Alec suspiro, y se quedo callado viendo a través de la ventana.
-Listo, he terminado. ¿Quieres que te aplique unas runas? Te ves algo nervioso.
-No, yo estoy bien. Lo hare por mí mismo. Ahora… ¿Me puedes dar unos minutos a solas por favor Izzy?
Isabelle asintió y salió de la habitación. Cuando Alec estuvo solo, repentinamente corrió al baño donde echo llave a la puerta.

Mientras tanto Magnus esperaba a que Alec apareciera, para que acabara la ceremonia y se fueran a disfrutar su gran noche. Observo que los invitados llegaban y se acomodaban en sus asientos para presenciar la boda. “Hubiera sido mejor, casarnos en las Vegas, todo sería más sencillo y no habría tanta gente” Pensó Magnus. Vio llegar a Isabelle sin Alec, se alarmo pero al instante comprendió que estaba nervioso y necesitaba un momento a solas. Para pasar el rato empezó a caminar un poco, alrededor del “altar”. Después de 10 minutos de ver que no aparecía Alec, corrió a la habitación donde se suponía Alec se encontraba.

Vamos es el gran dia. Magnus te espera, debes de salir ya.” Pensaba Alec, aun encerrado en el baño con la mano en la perilla. Cuando por fin le había quitado el seguro a la puerta y se había decidido a salir, escucho como la puerta de la habitación se abría repentinamente, con esto, le coloco el seguro a la puerta de nuevo y se echo hacia atrás temiendo que derribaran la puerta del baño.
-¡Alexander Lightwood! ¡Sal de donde estés! – grito Magnus.
-¡No saldré de aquí!-contesto Alec desde el baño.
-¡Ah! Pareces un niño pequeño. ¡Sal ahora mismo!
- He dicho que no.
-Bien, si no sales creo que lo mejor será que me vaya.
No hubo respuesta, Magnus suspiro, dio media vuelta y salió de la habitación azotando la puerta.
Alec salió, y al ver que realmente se había ido, reacciono corriendo hacia la puerta por donde Magnus había salido.
-¡Magnus, Espera!- grito Alec. Magnus se dio la vuelta sorprendido y se quedo donde estaba.-No te vayas, por favor.
-¿Y para que me quedo? ¿Para pelear? Olvídalo.-contesto Magnus.
-No quiero, pelear, quiero decirte… algo.
-Y bien ¿Qué quieres decirme?
-A bueno, es…, este…-Alec empezó a tartamudear.
-Vamos dilo ya.-dijo Magnus impaciente.
-Es algo que ya sabes o al menos eso supongo.
-Creo que mi memoria en este momento no funciona bien, así que me ayudaría mucho que fueras más claro.
-Bueno, es en relación a lo que siento por ti, quiero decir, tú sabes ¿no?
-¡Alexander, di lo que me quieres decir claramente!- dijo Magnus alzando un poco la voz.
-Está bien, lo que quiero decir es… TE AMO…
-Lo siento, no pude escucharte, podrías decirlo más fuerte.
-¡Te amo! ¿Está bien? Eso es todo lo que quería decir.
Magnus totalmente sorprendido, se le quedo viendo, luego en un impulso se lanzo sobre él y lo abrazo.
-Es la primera vez desde que estamos juntos que me lo dices.- dijo Magnus con emoción.
-Es que no vi la necesidad de hacerlo antes, pensé que estaba claro.
-¡Ah! Alexander eres tan… Lightwood.-le contesto Magnus en un suspiro- Ahora lo más importante de todo… ¿Quieres casarte conmigo?, no es que te presione pero, ¡hay un gentío allá afuera esperándonos!, no debes desperdiciar el diseño que te hice hoy, el mundo debe verte, ¡seguro no te reconocen!
-si… seguro que no- contestó Alec en medio de una gran sonrisa, ahogada por un sonoro suspiro- ¡vamos!, no puedo esperar a que la frase “por siempre” y el verbo “amar”, queden a lado de lo mejor que me ha pasado, tu…Magnus Bane.


Relato de Angela Ramírez
Punto de vista de Clary
4 años ya desde que había conocido a Jace, y 3 desde que él se unió con Sebastián…
 “¡20 años!” pensó, era su cumpleaños. Acababa de dar la última clase del día a Sam, una niña también cazadora y pelirroja, Clary a veces se veía identificada con esa chica e imaginaba ser mamá, pero, aún iba a sus citas con gas pimienta por si emergía Sebastián, y además ahora Jace la esperaba detrás de la puerta para llevarla a su celebración.
En takis con Jace estaba tan distraída, que no sabía que pedir al llegar Kaelie a tomar su orden.
-Emmmmmmmmmm… un mix de carnes – ordenó Clary
-Espera ¿No piensas pedir el soufflé que te recomendé en ves comida para hombres lobo?
-¡No!- dijo Clary para disimular su vergüenza, sabía que sería la comida más asquerosa de su vida, pero quedaría en ridículo si demostraba asco a lo que había pedido en un principio.
-¿Me disculpas un momento? – dijo Jace mientras se levantaba y salía por la puerta de atrás… ¿Estaría enojado?
Punto de vista de Jace
Salió por la puerta de atrás, y comenzó a darle patadas  a los basureros ¿Porqué había sido tan estúpido? Clary no iba a pedir un tonto Soufflé solo porqué él lo había mencionado ¿Quién iría a Takis a comer Soufflé?
-¡Au!- dijo una voz proveniente del basurero que estaba pateando.
-Todo esta mal ¡la idea era que el anillo estuviera en Soufflé no en carne cruda!
-Sería algo original… Lo único peor sería colgarme  del techo para darle el anillo y… - alcanzó a decir antes de arrepentirse.
-Quizás… no sea tan mala idea…
-Jace, sabes qué solo lo decía de broma… ¿Verdad?
Punto de vista de Simon
Odiaba a Jace ¿Por qué no simplemente le había pedido que se colgase del techo? ¡Hubiese sido mucho más fácil! Ahora, él debía pedirle matrimonio a Clary por Jace. Y eso sumando que si algo salía mal, Jace lo mataría aunque tuviese que morir por la marca de Caín.
Pero, no era tiempo de buscarle el lado más negativo al tema… debía entrar y decirle a Clary: “Quieres casarte con Jace?” y evitar que este se matase al descender del techo con el anillo.
Abrió la puerta y dio 3 pasos antes de darse cuenta de que no podía hacerlo. ¿Cómo llego a pensar que podría decirle a la persona más extraordinaria si quería casarse con otro?
Dispuesto a enfrentar consecuencias por ello, dio media vuelta y comenzó a salir por la puerta
-Simon!- Ella lo llamó… ¡Joder! ¿Porqué rayos entro en un principio?
-Clary!- dijo ¡Qué sufrimiento verla y saber lo que se disponía a decirle tan terrible!- ¡Me alegro de verte, te tengo que decir algo extraordinario!
-¿Y que es?
-Bueno, pensé que hoy podrías ser feliz con una pregunta- Dijo y se calló, quizás si no hablaba, ella olvidaría qué había dicho!
-Y esa pregunta es…- ¡Joder! No había funcionado
-Quieres casarte con…
-No, hablamos de esto hace unos años, no creo que quieras repetir esa conversa… ¡aaah!
Jace cayó del techo y salió mal: El anillo en el ojo de Clary, el gas pimienta, la ruptura de la mesa, el mix de carne en la cara de Simon que evitó que siguiera observando…
Punto de vista de Clary
¿Por qué lo había hecho? Jace le va a proponer matrimonio y ella le arroja gas pimienta en la cara, aunque, si tu novio cae del techo y te arroja algo en la cara, teniendo en cuenta que comparte cuerpo con tu mayor enemigo, puede existir la posibilidad de entrar en pánico…
 Aún tenía el anillo con su lindo grabado: “Jace y Clary… Unidos siempre… Contra el imbécil de Sebastián”.
Y eso de ahí… ¿Era mucosidad de su ojo? ¡Tenía que limpiarlo antes de que Jace despertara!
-Hola Clary…- Muy tarde, estaba allí.
-Hola… Lamento arrojarte gas pimienta en la cara.
-No… Fui yo quien cayó del techo y te golpeó con un anillo en el ojo…
-Sí, aún falta limpiar los residuos.
-Y aún falta decir una respuesta.
-Sí
Pronto era su boda: Un largo vestido negro para la iglesia y para la ceremonia de runas.
-Clarissa Morgestern… Acepta usted a Jace Herondale…
-Lightwood- Corrigieron ambos al hombre a la vez.
-Ejem… Jace Lightwood como…
-Acepto- ¡Que largo! ¡Esa ceremonia no importaba! ¡Quería irse corriendo a lo de runas!
-¡Acepto! – Él pensaba igual
-Bueno… Ya puede besar a la novia.
Ella sintió una punzada de dolor agudo en la espalda. De repente… todos desaparecieron
-Por fin solos, “hermanita”- ¡Oh no! ¿Por qué no había ocultado gas pimienta por ahí?
Despertó… Tenía dieciséis, todo era falso, Jace seguía desaparecido, pero no podía estar compartiendo cuerpo con Sebastián… ¿Verdad?

1 comentarios:

angela ramirez dijo...

No puedo creerlo! Pusieron el mio!!!!

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alice Cassandra Clare es el pseudónimo de la autora de la popular trilogía de literatura juvenil Cazadores de sombras. Clare nació en Teherán, Irán, aunque sus padres son estadounidenses. Ha vivido en Francia, Inglaterra y Suiza durante su infancia, trasladándose posteriormente a Los Angeles y Nueva York, donde ha desempeñado diversos trabajos en revistas y tabloides. Clare empezó a escribir Ciudad de hueso (City of Bones), la primera de las novelas de Cazadores de sombras, en 2004, inspirada en Manhattan. Antes de convertirse en novelista de éxito ella publicó una gran cantidad de “fan fiction” bajo el pseudónimo de Cassandra Claire, firmando obras inspiradas en Harry Potter y El Señor de los Anillos que fueron alabadas por la crítica.

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